Durante los años finales de la contienda muchos militares se rebelaron contra los superiores más imprudentes e incompetentes después de todas las batallas perdidas y demás los soldados cansados se revelaron contra los oficiales.
La Guerra de Vietnam supuso uno de los varapalos más graves que ha sufrido el ejército de los Estados Unidos desde su nacimiento. La contienda, retransmitida por los medios de comunicación, desató las críticas de la población civil y, muy pronto, el malestar se extendió entre los soldados que defendían a su nación en el país asiático.
Tal y como cuenta Javier Sanz en su bitácora «Historias de la Historia», a medida que la guerra se prolongaba y la sociedad estadounidense tomaba conciencia de la imposibilidad de lograr la victoria, la moral y la disciplina de los soldados desplegados en el frente se iba deteriorando. Así, tras el anuncio de una retirada progresiva de las tropas, los actos de desobediencia militar comenzaron a ser más que frecuentes.
En este caldo de cultivo, nació un curioso y peligroso fenómeno conocido como «fragging», consistente en atacar a un superior en la cadena de mando con la intención de asustarlo o matarlo mediante el uso granadas de fragmentación. El uso de este tipo de armas, de las que toma el nombre, se debía a que averiguar la identidad del autor era mucho más difícil que si se empleaba una bala.
Las potenciales víctimas de este fenómeno eran oficiales incompetentes que ponían en peligro a sus subordinados, fanáticos o suicidas que arrastraban a sus tropas en su búsqueda de la gloria, así como algunos otros mandos racistas, de quienes recelaban los soldados afroamericanos.
Normalmente, el “fragging” se desarrollaba en dos fases. En la primera, se dejaba un pasador de granada sobre la cama del oficial, a modo de aviso. Si éste no cambiaba su actitud se le asesinaba.
En medio de una guerra impopular, con la moral de las tropas por los suelos y en un contexto de abuso de drogas, tensiones raciales y rebelión de la juventud americana, se calcula que entre 1970 y 1971 hubo 363 casos de artefactos explosivos contra oficiales americanos en Vietnam. Aunque la mayoría de los autores nunca fueron identificados ni sancionados, se han registrado 71 casos de soldados condenados por estos crímenes.
Fuente:abc.es
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