En esta noticia vemos el curioso descubrimiento realizado por unos investigadores que a partir de unos fósiles bien conservados, han conseguido emitir el sonido que producían unas grillos del jurásico, sorprendente.
¿Ha escuchado el sonido del vídeo? Hágalo. Contiene un documento sonoro que nos retrotae 165 millones de años atrás. No es precisamente la banda sonora de Titanic, pero es la canción de amor más antigua que jamás hayamos escuchado. Parece algo casi imposible, pero un equipo internacional de científicos ha conseguido reproducir el ruido que emitía una especie de grillo del Jurásico frotando sus alas durante sus llamadas de apareamiento. Este curioso logro paleontológico, que se describe en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS), ha sido posible gracias a unos fósiles de estos insectos muy bien conservados.
Hace unos 165 millones de años, el mundo ya era ruidoso. Las cigarras y grillos primitivos y algunos anfibios se encontraban entre los primeros animales que producían sonidos fuertes mediante estridulación (frotar juntas ciertas partes del cuerpo). En la actualidad, las cigarras y los grillos producen llamadas de apareamiento por el roce de sus alas, pero cómo sus antepasados primitivos producían estas canciones y cómo sonaban era algo desconocido. Hasta ahora.
Investigadores chinos proporcionaron un fósil de grillo del período Jurásico excepcionalmente bien conservado. El insecto tenía todos los detalles de sus alas, incluido su aparato estridulador, claramente visibles con un microscopio óptico. Nunca se había obtenido tanta información de un insecto fósil. Fue identificado como una nueva especie, llamada Archaboilus musicus.
«Este descubrimiento indica que la comunicación de tono puro ya fue utilizada por los animales en el Jurásico medio, hace unos 165 millones de años», explica Daniel Robert, experto en biomecánica del sonido de los insectos en la Escuela de Ciencias Biológicas de Bristol. «Para el Archaboilus, como para las especies de cigarras actuales, el canto constituye un componente clave para atraer a una pareja. Cantando fuerte y claro, anuncia la presencia, ubicación y calidad del cantante, un mensaje que las hembras optan por responder o no. Utilizando un solo tono, la llamada del macho llega más lejos y mejor, y por lo tanto es probable que dé la serenata a más hembras. Sin embargo, también hace al macho más visible a los depredadores si sus oídos también han evolucionado para escuchar estas llamadas de apareamiento»
La investigación implica que el ambiente acústico ya estaba muy ocupado en época tan remota, con muchos animales (como los anfibios y otros artrópodos) cantando al mismo tiempo, posiblemente a coro, dentro del ruido de fondo adicional producido por cataratas, corrientes y el viento.
Fuente: abc.es
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