A mediados de 2013 ocurrirá un espectacular encuentro entre Sagitario A y la gigantesca nube en el centro de nuestra galaxia.
A mediados del pasado mes de diciembre, un grupo de astrónomos del Instituto Max Planck anunciaba el descubrimiento de una densa nube de polvo y gas, tres veces más masiva que la Tierra, y que se dirigía directamente hacia Sagitario A, el gran agujero negro central de nuestra galaxia, un "monstruo" cuya masa equivale a 4,3 millones de veces la del Sol. La nube, atraída por la inmensa gravedad del agujero negro, llegará a su destino a mediados de 2013 y será irremediablemente devorada por él. Ahora, investigadores del Observatorio Europeo del Sur (ESO) han realizado una simulación informática de cómo se producirá exactamente este espectacular encuentro.
Según los investigadores, la nube está formada por los restos de un "disco protoplanetario", el material a partir del cual nacen los nuevos planetas, lunas, cometas y asteroides alrededor de las estrellas. Hasta que se encontró, no se pensaba que las jóvenes estrellas que rodean el peligroso centro galáctico fueran capaces de formar mundos a su alrededor. Sin embargo, si esas estrellas tienen discos protoplanetarios, significa que también puede haber planetas allí.
Por supuesto, a ningún ser humano (o a cualquier otra forma de vida) le gustaría habitar uno de esos mundos. El centro galáctico está, literalmente, inundado por la intensa (y letal) radiación emitida por los objetos y materiales que se arremolinan alrededor del agujero negro y que son aplastados y calentados antes de ser devorados. Es precisamente esa radiación (que se produce fuera del "horizonte de sucesos" del agujero negro) lo que permite a los astrónomos detectar la presencia de esos oscuros objetos de los que ni siquiera la luz puede escapar.
Una joven estrella, pues, alrededor de la cual se estaban formando planetas, fue sacada de su órbita por el agujero negro, que empezó a atraerla hacia sí.
La estrella es demasiado pequeña para ser vista a través de nuestros instrumentos, pero no la cada vez más brillante y alargada nube de polvo y gas que orbitaba a su alrededor.
Fuente: abc.es
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