Si todo va según lo previsto, la misión emprenderá su largo viaje el 25 de noviembre, aunque si fuera necesario retrasar el despegue por algún motivo, habría más ventanas de lanzamiento hasta el próximo 18 de diciembre, la última fecha posible para realizarlo con éxito.
La misión aterrizará cerca de la base de una montaña de 5.000 metros de altura que se encuentra dentro del cráter y su objetivo es el de averiguar si las prometedoras condiciones ambientales detectadas por otras naves desde la órbita marciana fueron alguna vez, o siguen siendo en la actualidad, favorables para la vida.
"El cráter Gale -explica John Grotzinger, uno de los responsables científicos del proyecto- nos dará una excelente oportunidad para realizar pruebas en un buen número de lugares potencialmente habitables, y de estudiar un largo periodo de la larga evolución ambiental del planeta. El lugar del aterrizaje es un delta aluvial que se formó probablemente a base de sedimentos transportados por un curso de agua. Las capas de la base de la montaña contienen arcillas y sulfatos, que se forman en el agua".
El Curiosity es el doble de largo y hasta cinco veces más pesado que los dos rover ya enviados a Marte, los famosos Spirit y Opportunity, que cumplieron con creces la misión para la que fueron diseñados y resistieron durante largos años a pesar de que su duración prevista inicialmente era de solo tres meses. El Curiosity incorpora todo lo que los ingenieros y técnicos de la NASA han aprendido de los dos vehículos anteriores, y lleva incorporados diez instrumentos científicos diferentes.
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