El explorador español Ramón Larramenhdi ha diseñado un vehículo que podría acabar con el problema de las emisiones contaminantes que las misiones científicas generan en la Antártida, el continente más frágil de la Tierra.
Su catamarán polar, un barco-trineo que navega por el hielo gracias al viento, puede llevar kilos de peso de peso de forma autónoma y podría ser de gran utilidad para los científicos involucrados en proyectos antárticos, a quienes presentó el vehículo hace unos días en el Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. "Es muy interesante porque el trabajo científico tiene un impacto medioambiental innegable", aseguraba Juan José Dañobeitia, investigador del CSIC y responsable de la logística en las dos bases españolas, la Juan Carlos I y la Gabriel de Castilla.
Larramendi ha recorrido ya más de 14.000 kilómetros en ambos polos a bordo del su trineo eólico. La idea de incorporar cometas a un trineo la tuvo durante la expedición que realizó entre 1990 y 1993, cuando dio la vuelta al Ártico en un trineo convencional. Su intención, desde el principio, fue usarlo en el otro extremo del globo, donde sopla con fuerza el viento y, además, hay grandes planicies.
En 2005, hizo la primera travesía con un primer modelo de catamarán polar en la Antártida hasta el llamado polo de inaccesibilidad, el punto más alejado de la costa, pero el vehículo se rompió mil veces cuando tropezaba con los 'strugis', auténticas olas de duro hielo.
Finalmente, consiguió financiación de Acciona, lo que le ha permitido probar la técnica en el viaje al Polo Sur geográfico que han realizado entre diciembre y enero de este año. En esta ocasión, los cuatro integrantes de la expedición recorrieron 7.000 kilómetros desde la costa, navegando a una media de 100 kilómetros diarios.
Un convoy de módulos
En esta última expedición, llevaban dos módulos: el que hace de locomotora, que es donde van los dos pilotos y el material más pesado, y otro con la tienda de campaña, en la que dormían por turnos. Pero Larramendi está convencido de que se pueden incorporar más módulos, algunos que puedan ser utilizados como laboratorios científicos. De hecho, el próximo año ya tienen planeado hacer la circunvalación de la Antártida con tres módulos y seis personas; y, a finales de 2013, el fin del proyecto sería montar una expedición totalmente científica.
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