Presente en casi todas nuestras construcciones, fabricado por cientos de toneladas en todo el mundo y con múltiples aplicaciones, nadie, hasta ahora, había acertado aún a adivinar el secreto de su formación
Incluso algo tan cotidiano y aparentemente bien conocido como el yeso puede, después de todo, encerrar un gran misterio. Presente en casi todas nuestras construcciones, fabricado por cientos de toneladas en todo el mundo y con aplicaciones que van desde la Ingeniería a la Medicina la realidad es que, hasta ahora, nadie había acertado aún a adivinar el secreto de su formación. Ahora, un grupo de investigadores del Laboratorio de Estudios Cristalográficos (CSIC-Universidad de Granada), en colaboración con la Universidad de Leeds, acaba de publicar un trabajo en el que el misterio queda, por fin, desvelado.
Una investigación que abre las puertas, además, a nuevas formas de obtener yeso al margen de los complejos y costosos procedimientos actuales. El estudio, por su importancia, ha merecido la portada de esta semana de la revista Science.
"La gran sorpresa es que el yeso no nace siendo yeso", asegura a ABC.es Juan Manuel García Ruiz, director del Laboratorio de Estudios Cristalográficos. "Es decir, que el yeso no se forma directamente sino que lo hace a partir de de otro mineral, la bassanita".
Pero vayamos por partes. En la naturaleza, el mineral de yeso cristaliza a partir de una solución (líquida), rica en sulfato cálcico. Hasta ahora se pensaba que, siguiendo un proceso llamado nucleación, las pequeñas partículas de yeso se iban uniendo hasta formar diminutos cristales estables, que ya no se disuelven. A partir de ahí, y con el paso del tiempo, esos pequeños cristales podían empezar a crecer.
En condiciones favorables y que no cambien durante un largo tiempo, el tamaño de esos cristales puede llegar a ser impresionante, tal y como sucede, por ejemplo, en la Cueva de los Cristales de Naica, en México, donde llegan a superar los diez metros de longitud.
Juan Manuel García Ruiz ha estudiado durante años los cristales de Naica, intentando averiguar cómo se originaron exactamente. Sus trabajos ya han sido portada de revistas como Geology o PNAS, y las espectaculares imágenes de la cueva de Naica y sus cristales gigantes han llegado al gran público en forma de documentales y artículos de divulgación.
Fue precisamente intentando averiguar el origen de esa maravilla natural que es Naica como García Ruiz, Alexander van Driessche y Mercedes Osorio, del citado Laboratorio de Estudios Cristalográficos, junto al grupo de Liane Benning, de la Universidad de Leeds, se dieron cuenta de la realidad.
Y la realidad es que el yeso no nace como yeso, sino como bassanita. "Pensábamos que las partículas se iban uniendo poco a poco hasta que surgía un cristal de yeso, pero nos equivocábamos", asegura García Ruiz. Lo cual tiene una enorme importancia.
Fuente:abc.es
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